Alejandro es un taxista, que trabaja recorriendo las calles
de Lima. Lleva 30 años ejerciendo el oficio y a sus cincuenta y seis años, ha
visto y oído cada historia, que bien podrían formar parte de una enciclopedia
universal.
A las 09:00 am. De un día lunes, pasaba por una calle cercana
al centro, cuando un hombre de unos treinta años me pidió que le hiciera un
servicio. Se subió y se sentó junto a mí, luego saco un arma y me apunto con
ella. Yo sin pensarlo dos veces y antes de que el dijera nada le pregunte ¿Qué quieres,
el auto o dinero? A lo que él me respondió; dinero, inmediatamente le dije: ¡tú
eres estúpido o que! Como se te ocurre asaltar a alguien, un día lunes por la
mañana. El ladrón algo desconcertado me dijo ¡Vamos! Continúe la marcha y me
llevo a un lugar de dudosa reputación, seguidamente, me quito las llaves del
auto y me dijo: espérame viejo idiota.
Apenas desapareció de mi vista saqué el duplicado de la
llave, que llevaba en mi bolsillo y me hice humo.
No cabe duda de que a este caco., no servía para ese “oficio”
y yo no era un “idiota” de alcurnia.
Queridos lectores: esta es una historia real.