" El Chiqui"
Aclaracion
Hoy he querido traerles una semblanza, de mis reuniones de
todos los jueves.
En mi relato intento darle un tono hilarante y desenfadado,
como una manera de seguir riéndome de todas las cosas que nos ocurren aquellos
jueves de reunión.
Para aclarar un poco la cosa les diré que: El Chiqui es mi
primo y los demás amigos de siempre.
Espero les agrade y no los aburra.
Ahí llegamos, de uno en uno: “La Tota” “El Chiqui” y el tío
“Rolingas” (yo) Con hora fija, pero sin puntualidad. Conforme vamos llegando;
vamos “maldiciendo” al que viene retrasado, cosa que es lo habitual y que ya
forma parte del ritual, pero si no “maldecimos” no hay sabor ni amenidad. (El
Chiqui) siempre es el último en llegar, así que sobre el llueven todos los adjetivos, sentencias y
epitafios; cada cual más creativo y encendido que el otro.
Los vamos conociendo:
“La Tota”.-
Todo un personaje de postura “correcta e infranqueable “en apariencia, muy dado
a relatar historias, con aires de grandilocuencia y conocimientos en la
materia, pero que al final, terminan de hilarantes y estruendosas carcajadas.
Su sobrenombre obedece a la facilidad de poder fungir de hombre con tendencias
feministas y amaneradas. Todo un homosexual “irascible y compulsivo” (siempre
nos hace la noche). Él es el que abre el “Show”
“Pepino”.-
Nuestro anfitrión de siempre. Amable, temperamental, explosivo, vehemente,
implacable en sus juicios, unas veces también bondadoso y comprensivo. Toda una
mezcla de despropósitos existencialistas (genuino como el solo) Pepino práctica
el deporte de los fierros; respira, come, piensa, se siente un fierro más. La
adrenalina le fluye por los poros y hasta en sus acelerados sueños. En el amor:
un amante infiel a mas no poder, que ama a las mujeres, como si fueran motos o
autos. Hoy puede correr en una Yamaha, mañana en una Honda, otro día en una
Harley Davison o un Mercedes etc. En todas las categoría y cilindradas. Es todo
un as y un todo terreno.
En las reuniones: discute, ríe, escucha y comenta a
plenitud. Siempre acompañado de su cigarrillo electrónico y de su celular;
inseparables artilugios que no deja ni cuando duerme. Le encantan los apartos
electrónicos y tiene cantidades navegables de ellos, por toda la casa. Cada vez
que vamos hay uno nuevo que mostrar; son sus juguetes preferidos.
Siempre nos está observando, por encima de sus lentes de
leer, mientras atiende a su celular. Desde ahí nos lanza cual latigazo
furibundo: un comentario, una fina carcajada o una fulminante sentencia. Muchas
veces se muestra engreidor y otras algo gruñón, pero siempre simpaticón y ameno
en sus silencios.
El Tío Rolingas.-
Apodado a si por un sobrino, que según afirma: el nombrecito viene de la famosa
banda musical de The Rollings Stons . Vaya Dios a saber, que tanto hay de
cierto en esto…
Este tío, ríe a mas no poder, por todo lo que escucha.
Suelta las suyas y recibe también las envenenadas estocadas de los graciosos y
virulentos compañeros de la noche.
Un tío lleno de excentricidades, de apariencia tolerante,
pero de grandes improntus.
Impredecible como él solo, algo ameno y dispuesto a llevar
la fiesta en paz siempre, que no le toquen el botón equivocado.
La cerecita de la
torta, El Chiqui… de impresionante estampa, imponente el, con su
corpulencia intimidatoria, que no invita a pasarse de la raya a ningún mortal
con suficientes sesos. La impuntualidad
es el karma que lo caracteriza a pesar de usar relojes de alta gama y
ser muy celoso de ellos. (Inexplicable e inentendible ) Dicharachero, espontáneo, con algunas
pinceladas de carácter bonachón, pero intolerante, insatisfecho de todo, agudo
en la crítica y en la sentencia, virulento, sofocado, pero investido de un
manto aparente de perpetua calma.
Es el alma de la reunión. Apoltronado en un extremo de un
amplio y cómodo sofá de cuero. Su lugar
preferido en cada una de las reuniones y que todos respetamos, evitando las
consecuencias de lo contrario. Desde ahí controla y participa de la velada,
impartiéndonos las reglas de juego a seguir; con un aire de displicencia y a la
vez de buena disposición, para el disfrute con lo expuesto sobre el tapete de
la noche. Increpando aquí y allá, refutando aquello y lo otro, con aplomo y
sobredosis de arrogancia, elevando el tono cuando es “necesario” imperturbable
y lapidario. En pocas palabras, se convierte en nuestra alma mater de la
reunión.
Todo discurre al son de su música hasta que…irrumpe el sonido de su celular. En ese
momento, exclama; ¿Quién jode a esta hora? Luego coge el teléfono y… su
expresión cambia radicalmente, al otro lado esta:
Michita. Solo al escucharla, se convierte en un ser; sumiso y vulnerable. Casi
tartamudeando alcanza a pronunciar su nombre y con suaves y delicados
movimientos, comienza a incorporarse y ausentarse del lugar, mientras va
hablando, el tono de su voz, comienza a apagarse, cada vez mas y mas. Casi
arrastrándose por los suelos, va camino a algún recinto, en donde no lo podamos
observar ni escuchar. Al otro lado de la línea, Michita lo sermonea a su antojo
y empequeñece su ego y su imponente estampa.
¡Chiqui! ¿Ya comiste? Si michita. ¿Chiqui a que hora termina
esa reunión? - Ya, ya me estaba
despidiendo. ¡Bueno está bien, dice Michita!
Siempre es lo mismo. Luego de algunos minutos, regresa al
salón, con ganas de seguir mostrándonos su imponente personalidad, pero
nosotros ya tenemos otra imagen de él y comenzamos a desestimarlo y a perderle
el miedo. Vamos encontrando en el a: un ser: tierno, frágil, permisible,
bondadoso, maleable. Alguien con un gran corazón, que nos invita a: cuidarlo,
protegerlo, aconsejarlo, guiarlo y acogerlo, para que no sienta su autoestima
resquebrajada.
El Chiqui, obedece solo a Michita y a nosotros nos vende la
imagen del macho dominante e implacable
¿Y quién es Michita? Una joven de pequeña estatura, de
contextura delgada y a apariencia frágil, con voz quebrada y bajo tono, toda
una damita, sin aparente riesgo para ningún mortal.
¿Qué le ocurrirá al Chiqui, que se minimiza ante tan calmada
dama?