CRONICAS DE
UN LOCO
Eran las dos de la madrugada e iba caminando hacia mi casa,
por la avenida Dos de Mayo. Fumaba un cigarrillo como para acompañarme. La noche
estaba calma y fresca a pesar de ser verano.
Caminaba lentamente, en son de paseo, pues era viernes y el
sábado no había prisa, por recibir al nuevo día al rayar el alba.
Al cruzar la calzada, en la esquina con la calle los álamos;
vi que venia una chica algo apresurada y decidí abordarla. Cuando la tuve cerca
la saludé, ¡hola! Y ella me respondió igual ¿Qué haces por acá a esta hora?
Vengo de una fiesta en la casa de una amiga y me voy a mi casa. ¿Sola? Si vivo
cerca, no hay problema ¿Puedo acompañarte? ¡Claro! Así que nos fuimos caminando
juntos y en el camino le pregunte su nombre. Me llamo Virginia, bueno yo soy
Alberto le respondí y así seguimos charlando. Habíamos avanzado tres cuadras,
cuando de repente al llegar a la siguiente esquina se detuvo y me dijo: gracias
por la compañía, mi casa esta a mitad de cuadra y puedo ir sola ¿Te acompaño? No,
no es necesario, si deseas puedes quedarte aquí y esperar a que entre. Lo que
pasa es que mis padres son algo estrictos y no quisiera que me vieran llegar
acompañada, por alguien que no conocen.
Bueno esta bien le respondí, pero me gustaría volver a
verte. ¿Sabes? Me agradas mucho, tu también. ¿Me podrías dar tu numero de teléfono?
No, mejor nos vemos otro día ¿Cuándo? No lo sé, pero podría ser el próximo viernes
¿A que hora? A esta misma hora ¿Por qué no puede ser más temprano?
Lo que sucede es que los viernes casi siempre vuelvo a esta
hora, porque siempre nos reunimos un grupo de amigas y es mejor por ahora que
nos veamos así, hasta que te conozca mejor y podamos vernos más seguido.
Bueno entonces acepto el reto y te esperare el próximo viernes
a esta misma hora.
Dio la media vuelta y se marchó, rápidamente. Me quede
parado esperando a que ingrese a su casa y así fue, la vi entrar en una y luego
seguí mi camino. Cruce la calzada y atravesé una gasolinera, en donde me conocían,
todos los muchachos que trabajaban ahí. Los salude con un ademan y continúe con
dirección a mi casa.
Aquel incidente, no dejaba de llamarme la atención. No era
lo más común; el encontrarse con una chica, en medio de la noche y sola, menos.
Pero tampoco era para decir que era el único caso en el mundo.
Aquella joven era muy bonita y agradable. Sinceramente, me había
quedado prendado de ella. Pero en fin…
A la semana siguiente, fui a su encuentro como quedamos y
luego de esperarla por mas de una hora nunca llego. Me reí para mis adentros y
me dije a mi mismo; si serás tonto, solo a ti se te o curre algo así. Que chica
va acudir a una cita a esa hora de la madrugada.
Luego de esa noche, tercamente volví varias veces para ver
si la encontraba, hasta que lo logré. Ahí estaba en la misma esquina y a la
misma hora. La aborde, la salude y le pregunte ¿Qué paso? Te estuve esperando
aquella noche como quedamos y nunca llegaste.
Ella sonrió y respondió; no fue posible, no pude, porque
estuve algo enferma, Me dio una de esas gripes fuertes y como comprenderás,
tenia que estar metida en mi casa.
Bueno que pena, pero si me hubieras dado tu número de teléfono
me podrías haber avisado. No me respondió y así seguimos caminando hasta la
esquina de su casa. Al llegar, antes de que ella me repitiera lo mismo que la
primera vez, yo me le adelante y le pregunte ¿Bueno ahora si me darás tu teléfono
para llamarte?
No seas apresurado, espera a que nos conozcamos un poco mas.
Esta bien, supongo que ahora sí, podremos vernos a otra hora, mas adecuada,
tomarnos un café o lo que quieras y charlar un poco mas.
Esta bien mañana ven a buscarme a las once de la mañana y
nos vamos a la heladería de la otra cuadra. Trato hecho.
Así nos despedimos y yo me marche muy animado y esperando
que llegue el otro día para verla.
A la mañana siguiente, acudí a la hora fijada, pero ella
nunca llegó, luego de esperarla dos horas, me retiré y entendí de que estaba
jugando conmigo y que en realidad no le interesaba.
Me había impactado tanto aquella joven, que se me hacía difícil
renunciar a seguir intentando conquistarla, así que insistí en tratar de
encontrarme con ella, pero pasaron muchos meses y nunca apareció.
Mis amigos me decían que estaba loco y que, solo a mi se me
podía ocurrir cortejar a una chica de esa manera (entre gallos y medianoche)
Un día fui a buscar a los chicos de la gasolinera, para
preguntarles sobre ella, pero ninguno supo darme razón.
No contento con eso, me arme de valor y tome la decisión de
ir a su casa para preguntar por ella. Algo temeroso por la reacción que
pudieran tener sus padres; llame a la puerta. Luego de unos minutos, salió una
señora, de aspecto muy distinguido. La salude muy cordialmente y le pregunte
por Virginia a lo que ella me respondió de manera categórica; ¡No conozca a
nadie con ese nombre ¡Al oír tal respuesta, me quede desconcertado y casi mudo!
Luego reaccione y le explique como es que la conocí. La mujer se quedo algo
dubitativa y luego de unos instantes, me respondió. Mire joven; hace mas o
menos un año, compramos esta casa, tengo dos hijos hombres y nunca ha vivido
con nosotros ninguna joven que se parezca a la que usted me describe.
Dicho esto, me disculpé y me despedí de aquella señora. Comencé
a caminar, mas desconcertado que antes y pensando mil cosas a la vez, cuando de
pronto, escuche una voz que me llamaba, voltee y era la señora, que con vigor
agitaba su mano llamándome.
Sin mas ni mas me acerque, pensando que había recapacitado
y me daría razón, de aquella joven.
Oiga joven, ahora que recuerdo, en la familia que vivió anteriormente
en esta casa, había una jovencita con ese nombre, pero me contaron la historia,
de que falleció, en un accidente cuando regresaba de una fiesta,
Esto me dejo de una pieza y entendí perfectamente lo que me
había ocurrido.