Desde que tengo uso de razón, siempre fui un fanático de los
gatos. Los he considerado unos seres fantásticos, insuperables, adorables,
místicos y no continuo, porque este articulo terminaría siendo una lista de
adjetivos interminables.
Los gatos, fueron considerados Dioses en el antiguo Egipto.
La Diosa Bastet, que reinaba en la ciudad de Bubastis. Una ciudad creada especialmente,
para el culto a los gatos.
Faraones, reyes y nobles, siempre tenían en sus palacios
gatos que según sus creencias; los cuidaban y protegían de los malos espíritus.
En el Perú y en Latinoamérica en general, fueron los
españoles, quienes los trajeron en los primeros galeones que llegaron a estas
tierras.
Estigmatización:
La ignorancia del ser humano, siempre ha estado presente a
través de los tiempos. Es así que; de ser dioses, pasaron a ser “demonios”
perseguidos, martirizados y sacrificados de las formas mas crueles. Todo esto
desde la edad media, que fue una época de salvajismo humano en muchos aspectos
de la vida humana. Se les asociaba con: la brujería y también como portadores
de enfermedades.
Las razones y creencias que persiguieron a estos magníficos
representantes del reino “animal “hasta hace muy poco se deben a que: como estos felinos, siempre fueron muy
independientes y de carácter algo salvajes, su modo de vida se desarrollaba en
libertad. Debian de cazar para sobrevivir y esto conllevaba a que tuviesen
contacto con: roedores, basura y lugares plagados de suciedad, cosa que los
convertía en portadores de todo tipo de enfermedades, que transmitían al ser
humano, cuando mantenían contacto con este. Es lógico que esto sucediese.
La arquitectura de las ciudades antiguas, eran tan
diferentes a las de hoy, que los gatos podían caminar casi toda la ciudad, tan
solo, de techo en techo, de casa en casa; sin lugar fijo que a su vez los
obligaba a “robar” la comida de cualquier mortal que se descuidara. De ahí el
apelativo de “ladrón”
Con el pasar de los años, la arquitectura de la ciudad, se
fue transformando y las viviendas se fueron achicando y elevando y la vida de
estos hermosos amigos, también comenzó a transformarse.
Ya no hay techos, la gente vive en departamentos pequeños,
que no tienen azoteas, ni muchos espacios libres. Esto ha conllevado que
aquellos amantes de lo nobles perritos, también cambien y prefieran tener a un
felino, porque es una ser que se adapta fácilmente. A el se le da su comida, su
agua y su caja para sus necesidades y del resto se encargan ellos.
Han vuelto a reinar y nos han vuelto a conquistar. Y todos
han comprobado que: no transmiten ninguna peste ni enfermedad. Una prueba: a lo
largo de mi existencia he convivido con gatos y los he besuqueado, dormido con
ellos y no se me ha quebrado ni una uña.
En otro post, hablare de su personalidad y su sensibilidad,
para que los podamos entender mejor.