La Chica de la Playa
En otoño, es
cuando el sol ilumina las playas y cubre el mar con un manto dorado, que a
muchos apasiona y los invita a
contemplarlo; como si de una obra maestra se tratase, pintada por alguno de esos tantos genios del pincel.
Andrés, un
asiduo lector, cuyo placer era e
l de disfrutar de esos bellos paisajes
naturales. Solía sentarse en la playa
por las tardes a devorarse el libro que siempre llevaba consigo.
Si bien no tenía
preferencias por determinadas playas del litoral limeño; siempre solía escoger
las más tranquilas, para poder disfrutar de su lectura y también del paisaje.
En ese ir y
venir de playa en playa, comenzó a visitar con mucha frecuencia la playa la
“encantada”. Porque ahí encontró algo más de tranquilidad, por la poca
concurrencia de público, en épocas otoñales.
Pasaba largas
horas, leyendo y disfrutando del lugar. Cierto día cuando se encontraba
ensimismado en su lectura; se percató de la presencia de una joven, cuya
estampa no era precisamente como para evitar mirarla. Volteo su cara y busco su
mirada y con un sutil gesto, la saludo - Ella respondió de la misma manera-
La imagen de
aquella “chica” era simplemente cautivadora. Habían transcurrido varios días en
los que Andrés, no podía ignorar aquella presencia tan cautivadora, por lo que
decidió iniciar una conversación. ¿Disculpa cómo te llamas? Gaby le respondió
ella con tenue y dulce voz - ¿Y tú? Andrés -
¿Te veo siempre acá, vives cerca de aquí? Si, vivo con mis padres, tenemos
una casa y vivimos todo el año acá - ¿Y tú dónde vives? Pregunto ella – Yo vivo
un tanto lejos de aquí, pero vengo siempre porque el lugar es muy tranquilo y
puedo concentrarme mejor en mi lectura. No hay mejor lugar para leer, que
frente al mar. Que bien que te guste la lectura – Si, es lo que más disfruto en
esta vida – Discúlpame si he sido algo impertinente y te he molestado – No para
nada, respondió ella.
Bueno, dijo
Andrés – Voy a continuar con mi lectura – no te preocupes continua, luego
hablamos.
Así
transcurrieron los días y Andrés cada vez, se interesaba más en aquella
enigmática y bella “chica” Su lectura ya no solía ser tan solitaria y su concentración mucho menos.
Habían días en
que al llegar a la playa, la encontraba
tendida en la arena de cara al sol y otras en los que sin que él se percatase;
aparecía inesperadamente y lo tomaba por sorpresa. Era tanta su concentración
en la lectura, que Andrés solía pasar por alto muchas cosas que ocurrían a su
alrededor.
Para quien
podría pasar de desapercibida, una mujer tan hermosa como “Gaby” Ojos verdes,
cabellos largos y sedosos de color
dorado, una piel tersa y dorada al sol, que brillaba como si fuese una estatua
de bronce, esculpida con esmero y hasta el más mínimo detalle. Parecía una obra
de arte viviente, sin dejar de pasar por alto la expresión de su rostro;
angelical, tierno y dulce, capaz de enamorar al más indiferente de los
mortales.
Por esa razón es
que Andrés, había emergido tantas veces de las profundidades del deleite de su
lectura, para admirar a un ser capaz de robarle las más preciadas horas de su
pasatiempo favorito.
Quizás el amor,
estaba tocando a su puerta y el
comenzaba a entreabrirla, tímida y lentamente, intentando dejar salir a su
soledad, por la misma puerta en que debería de entrar el amor.
O tal vez, se
trataba de un hermoso momento, del que habría de disfrutar; mientras el tiempo
y la gracia de la vida, se lo permitiesen.
Una de esas
tantas tardes, de deleite literario y dulce compañía, Andrés decidió hacer un
alto en su lectura, para iniciar una conversación algo más extensa con aquella
criatura, que no lo dejaba indiferente.
¡Hola Gaby! –
¡Hola! ¿Cómo estás? Respondió ella.
Andrés, decidió
aproximarse un poco más a ella, para poder conversar con mayor comodidad, pues
siempre los separaban algunos metros.
Hecho esto,
prosiguió con su charla: ¡Cuéntame! ¿Qué haces aparte de disfrutar de la playa?
¿Tienes hermanos? Bueno en fin, lo que desees contarme.
Estudio arte en
la universidad - ¿Qué tipo de arte? – Arte escénico ¡Que apasionante suena eso,
que bonita carrera!
¿Cómo así te
decidiste por estudiar esa carrera? – Siempre me gusto todo aquello que tenga
que ver con el arte, pero la actuación en especial es lo que siempre me ha
fascinado.
-Somos dos
hermanas, mi otra hermana estudia aun en el colegio.
A ver, cuéntame
un poco de ti también ¿No te parece? - ¡Claro que sí! – Yo soy arquitecto y
trabajo con unos amigos. Tenemos una oficina en Miraflores, elaboramos
proyectos, para compañías constructoras. Vivo en Barranco en casa de mis padres
y tengo tres hermanos.
La charla
continúo por unos minutos más, hasta que ella se despidió: discúlpame tengo que
irme, voy a estudiar un poco. – -- Está bien, otro día seguimos, pero al menos
ya nos conocemos un poquito-
Mientras tanto,
ella tomaba su camino y se alejaba del lugar.
A lo lejos había
un pequeño, restaurante cuyo propietario solía pasar el tiempo sentado en
una de las mesas, resolviendo su
crucigrama mientras su esposa se ocupaba de la cocina.
El dueño del
restaurante; contemplaba desde la comodidad de su silla: el mar, la playa y
todo aquello que discurría ante sus ojos,
todos los días. Tanto así que no había dejado de observar a Andrés,
desde el día que comenzó a concurrir a la playa, dedicando horas a su
pasatiempo preferido; el de leer y leer, sin descanso.
-
Pasaron tres
días, sin que “Gaby” apareciese por la playa, cosa que no extraño mucho a
Andrés, puesto que asumía que tampoco era cosa de extrañar el hecho de que no
frecuentara el lugar; tal vez sería porque tenía que asistir a sus clases en la
universidad. Aunque no lo dejaba tranquilo, la idea de no volverla a ver.
Nuevamente la
“chica” regreso y Andrés se alegró muchísimo de volverla a ver. Se saludaron
como de costumbre, pero él le pregunto ¿Qué paso, que te has ausentado tantos
días? Me había acostumbrado a tu compañía -
Estuve ocupada todo este tiempo, pero yo siempre vuelvo, porque este es
mi lugar preferido.
¡Que bueno!
Exclamo Andrés y seguidamente iniciaron una conversación y minutos más tarde,
ella le pregunto ¿Qué estas leyendo? A lo que él respondió: - una historia
romántica. ¿Y cuál es el título de esa historia? A lo que él respondió: Se llama; “La Chica de la Playa” – Ella
sonrió ligeramente y el acoto en tono de interrogación ¿Qué coincidencia no?
¡Si! Respondió ella
Luego se
despidió de él y él le dijo: ¡Espera! No te vayas así, me gustaría darte un
beso - ¡No! Replico ella en tono algo enérgico. No lo hagas - ¿Por qué? Solo un
beso de amigos como se acostumbra. –
preferiría que no, quizás en otra oportunidad. – Bueno, ¿Deseas que te acompañe
hasta tu casa? - No te preocupes, vivo
cerca y por acá todos me conocen, no hay problema – Bueno está bien nos vemos,
hasta pronto.
Mientras tanto
el propietario del restaurante, no dejaba de observar lo que ocurría con Andrés
y movido por la curiosidad, se dirigió
hacia él.
¡Buenas tardes
señor! ¡Buenas tardes! Respondió Andrés - ¿Qué desea? – Disculpe usted amigo,
yo me llamo Guillermo y todos por acá me llaman: Don Guillermo. Soy el
propietario del restaurante que esta
allá; señalando la dirección con el dedo.
¿Pasa algo?
¡No! Nada en absoluto, solo e llamaba la
atención, porque hace días que lo
observo y veo que viene a leer, pero por momentos me da la impresión de que
conversa con alguien, cosa que suelen hacer los actores, cuando están
estudiando algún guion. Lo digo porque por acá, viven varios actores y en
muchas oportunidades los he visto hacer lo mismo que usted. Solo es una
curiosidad, no es mi intención incomodarlo. Como buen viejo que pasa muchas
horas solo, me gusta conocer gente, nada más.
¡No! Que
ocurrencia la suya, no me molesta para nada, pero temo desilusionarlo; no soy
actor, ni artista y nada que se le parezca.
Quizás se ha
confundido un poco, pero no hay problema. Es verdad que vengo a leer y paso
muchas horas solo, pero no tan solo, pues tengo una amiga, con la suelo
conversar algunos momentos. ¡Una amiga dijo usted? - Si una amiga. Perdóneme
una vez más, estimado señor, pero que yo sepa, nunca lo he visto con alguien. ¡Qué!
¿Me está diciendo que hablo solo, que estoy loco? ¡No! señor de ninguna manera,
como se le ocurre, jamás diría algo así. No quiero que se enoje conmigo.
Disculpe cualquier impertinencia de mi parte. Solo algo más; - ¿Qué? No
quisiera irme con la curiosidad, solo quisiera saber: ¿Cómo se llama su amiga?
Si tanto lo mata la curiosidad, se lo diré; se llama “Gaby”
¡Gaby! – Si Gaby
y si quiere saber más; vive cerca de aquí y es estudiante de artes escénicas.
Disculpe usted,
recién me entero de quien me habla: esa chica murió hace años, ahogada en esta
playa. Se han escuchado muchas historias a cerca de ella. Unos dicen que pasea
siempre por la playa, otros la han visto de noche, otros saliendo del mar, etc.
Pero todos
coinciden en una sola cosa, la llaman: “La Chica de la Playa”
Cualquier parecido con la
realidad es. ¡Pura coincidencia!
“ El Gato Pardo”
Muy bonito y me ha encantado. No lo he descubierto hasta casi el final. Cada vez se ponía más interesante. Ya sabemos que hay muchas historias parecidas, no por ello deja de interesarnos el tema. Ya sabes que yo investigo mucho sobre ello.
ResponderEliminarUn abrazote amigo "Gatito"
Gracias a usted "señora gata" Me alegra que te haya gustado, aunque no te haya superado. Mi escritora preferida.
ResponderEliminarUn beso a mi amiga La Gata...
¡Qué lindo realto, lleno de un misterioso final, me ha recordado a las Leyendas de nuestro inmortal Gustavo Adolfo Becquer !
ResponderEliminarYo sí creo que pueden ocurrir casos similares, no sabemos nada del plano donde se encuentran los que mueren, pero creo que en momentos, se pueden comunicar con nosotros.
Mis felicitaciones por su relato.
Un abrazo.
Ángeles
Antes que nada: Bienvenida a esta tu casa.
ResponderEliminarGracias por tu comentario tan halagador.
lo que dices. Es muy cierto, tanto así que: no por algo a lo largo de los años, siempre ha existido un interés muy fuerte muchas historias, que no tienen explicación, ero que por algo existen y se cuentan.
una vez mas gracias Ángeles, acá también encontraras un amigo y un servidor.